Fuente: El Economista
El consumo mundial de carbón aumentó un 1,2% en 2022, superando por primera vez los 8.000 millones de toneladas en un solo año y eclipsando el récord anterior establecido en 2013, según Coal 2022, el último informe anual de mercado de la AIE sobre el sector.
El informe prevé que el consumo de carbón se mantendrá estable hasta 2025, ya que los descensos en los mercados maduros se verán compensados por la fuerte demanda de las economías emergentes de Asia. Esto significa que el carbón seguirá siendo, con diferencia, la mayor fuente de emisiones del sistema energético mundial.
Según S&P Global Commodity Insights, se espera que las exportaciones marítimas de carbón térmico estadounidense disminuyan este año. El carbón ruso, más barato, está resultando popular en el sur y el sudeste de Asia, y se espera que China, Indonesia e India aumenten su producción nacional.
Europa, aislada del suministro de gas natural ruso por el conflicto de Ucrania, sigue siendo compradora de carbón estadounidense. Sin embargo, el consumo interno seguirá disminuyendo a medida que entren en funcionamiento más fuentes de energía renovables.
China se ha mostrado dispuesta a levantar su prohibición no oficial de dos años sobre el carbón australiano para diversificar su base de suministro. Esta medida, según S&P, es poco probable que afecte a las importaciones chinas de carbón de calidad media, que puede comprar por menos a Rusia. Sin embargo, el carbón australiano de alta calidad (6.000 kcal/kg) volverá al mercado chino, lo que hará subir el precio del carbón de alto poder calorífico. Se espera que la demanda europea se mantenga estable debido a la guerra de Ucrania, que ha puesto en pausa muchas iniciativas de energía verde. Sin embargo, la recuperación prevista tras las sequías del año pasado impedirá que los mercados europeos de carbón crezcan mucho.