Fuente: El Economista
Desde que Moscú se lanzase a la invasión de Ucrania, Europa ha ido aprendiendo a vivir con cada vez menos gas ruso. La búsqueda de nuevas alternativas de suministro, la caída de la demanda por las subidas de tipos y un invierno climáticamente más benigno de lo esperado han permitido tener unas reservas consistentes y alejar el peligro de escasez energética. Sin embargo, la amenaza no se ha ido del todo y Rusia tiene la capacidad de golpear fuerte este próximo invierno, alerta la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En su informe anual de mercados gasísticos, publicado este lunes, el organismo resalta que Europa podría afrontar dificultades durante el invierno si Rusia corta las vías de suministro restantes y, a esta circunstancia, se suma una climatología adversa.
“Nuestras simulaciones muestran que un invierno frío, unido al corte total de los envíos de hidrocarburo ruso por gasoducto hacia la Unión Europea […] podrían fácilmente volver a inducir volatilidad en los precios“, ha avisado la organización que asesora a los países consumidores de productos energéticos.