Fuente: El Periódico de la Energía
Europa se enfrenta a un dilema: la ambición por liderar la lucha contra el cambio climático y la realidad de que alcanzar esos objetivos puede ser más complicado de lo previsto.
Recientemente, los asesores climáticos del gobierno alemán han indicado que el país probablemente no alcanzará sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero para 2030. Este pronóstico contradice las declaraciones del ministro de Protección Climática, Robert Habeck, quien en marzo aseguró que Alemania estaba en camino de cumplir con sus metas gracias a una caída del 10% en las emisiones en 2023.
El Consejo de Expertos en Asuntos Climáticos, encargado de evaluar de manera independiente el desempeño climático de Alemania, afirmó que es improbable que el país logre reducir en un 65% las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los niveles de 1990. Sectores cruciales como el transporte y la construcción están rezagados, lo que complica aún más la situación.
En abril, Alemania adoptó una ley de protección climática más flexible, otorgando más margen de maniobra a sectores que no alcanzan sus metas, como el transporte. Sin embargo, esta ley también establece que el gobierno debe tomar medidas correctivas para 2030 si en 2025 el Consejo de Expertos confirma que el país sigue desviado de sus objetivos. A pesar de las medidas tomadas, los expertos consideran que las estimaciones previas eran demasiado optimistas y que Alemania no logrará estar en el camino correcto ni siquiera después de 2030, poniendo en peligro su objetivo de neutralidad climática para 2045.
Una parte de la discrepancia entre las proyecciones del Consejo de Expertos y las de la Agencia Federal de Medio Ambiente (UBA) se debe a la crisis presupuestaria de 2023, que resultó en un recorte de 60.000 millones de euros en el fondo de transformación industrial del país. Además, las próximas negociaciones presupuestarias de 2025 podrían traer más recortes, lo que genera preocupación sobre la capacidad de Alemania para financiar las inversiones necesarias en el sector climático.
Portugal, siguiente pieza del dominó
Por su parte, la ministra de Energía de Portugal, Maria da Graca Carvalho, ha indicado que el país está revisando sus objetivos climáticos, y es probable que reduzca la capacidad en la próxima subasta de energía eólica marina y el objetivo de hidrógeno verde para finales de la década.
Portugal actualmente tiene objetivos muy ambiciosos, como 2 GW de energía eólica marina flotante para 2030 y aumentar su capacidad de electrolizadores a 5,5 GW para producir hidrógeno verde. Sin embargo, expertos como Ignacio Cobo, consultor para Portugal en la consultora Afry, consideran que estos objetivos son “exagerados e imposibles” desde el punto de vista técnico y del mercado energético.
Pedro Amaral Jorge, CEO del lobby portugués de energías renovables Apren, ha sugerido que la Comisión Europea eventualmente tendrá que revisar los objetivos climáticos. Aunque el Pacto Verde no se revertirá, se espera que el parlamento europeo que surja de las próximas elecciones revise algunos aspectos del mismo. La viabilidad de los planes está en riesgo si no se ajustan los objetivos a una realidad más alcanzable.
Reacciones y ajustes
Pero, no solo son Alemania y Portugal los únicos países que enfrentan estos desafíos. Esto es sólo la punta del iceberg de una ola de recortes en los objetivos climáticos dentro de la Unión Europea que se podría desencadenar. Según expertos de la industria, la UE podría necesitar ajustar sus ambiciones debido a retrasos y problemas económicos.
En el caso de España, la tarea pendiente para poder llegar a estos objetivos climáticos se sitúa en las redes de distribución eléctrica. Toda la conexión debe integrar y recibir toda la nueva capacidad renovable y que los objetivos de Europa, con la directiva de energías renovables, como los objetivos del PNIEC deben conectarse a las redes. Además, la demanda debe ampliarse con la electrificación en el sector del transporte, el de la climatización o de la industria.