Fuente: El Mundo
Fue el pasado enero cuando Alemania decidió bendecir el H2MED, el proyecto para levantar un megatubo submarino de hidrógeno renovable entre Barcelona y Marsella. Desde entonces, el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez y sus otros dos socios europeos -Francia y Portugal- han recogido el guante del país germano y han impulsado el proyecto hasta el punto de que empieza a plantearse una redimensión del hidroducto al que, extraoficialmente en los corrillos europeos, se ha rebautizado como HYWEST, según fuentes próximas a Bruselas.
El impulso del Ejecutivo en funciones a esta megainfraestructura no ha aflojado en el último mes y medio, que ha estado marcado por un proceso electoral que finalmente ha dejado abierto el futuro político del país. El contexto político no es baladí, pues el H2MED levanta ampollas a lo largo de todo el arco parlamentario. Desde Sumar hasta el PP, muchas formaciones discrepan del objetivo que persigue un proyecto faraónico, cuya inversión se estima en 7.000 millones: convertir a España en el surtidor de hidrógeno de Europa.
El programa electoral de Sumar, principal aliado de Sánchez para la investidura, planteaba priorizar el hidrógeno verde como motor para «convertir a nuestro país en un foco de atracción de industrias de calidad más que un exportador de energía barata», precisamente lo contrario a lo que implica el H2MED.
Además, fuentes de la formación que encabeza Yolanda Díaz consideran que este proyecto otorgaría a Francia la excusa idónea para consolidar su política nuclear y ven desorbitada su inversión que, apuntan, aumentará los ingresos futuros de Enagás, la empresa pública que, en su calidad de gestora de la red gasista, encabeza el proyecto por la parte española.
Al otro lado del arco ideológico, el Partido Popular mantiene una posición similar en cuanto a la futura economía del hidrógeno que, entienden, debe emplearse para fomentar la reindustrialización nacional.
Fuentes de la formación que sigue empeñada en investir a su candidato, Alberto Núñez Feijóo, opinan que el hidroducto submarino supone “empezar la casa por el tejado” y admiten que, si llegan a La Moncloa, revisarán el proyecto. Las mismas fuentes aseguran que Enagás ha mantenido contactos con la formación con el objetivo de informar de las ventajas de la futura interconexión y poner en valor el proyecto.
Pese a la oposición doméstica, el H2MED ha seguido una meteórica trayectoria en Bruselas desde que Sánchez y sus homólogos francés, Emmanuel Macron, y portugés, António Costa,lanzaron el proyecto a finales de 2022. El pasado mes de junio, el proyecto pasó con éxito el primer examen técnico de la Comisión Europea, un paso clave para su incorporación definitiva al próximo listado de Proyectos de Interés Común (PCI, por sus siglas en inglés). Se trata de un trámite esencial, pues permitirá al H2MED optar a la financiación comunitaria, de hasta el 50% de la inversión total del proyecto.
Como sus dimensiones, el volumen de inversión prevista para poner en marcha el corredor de hidrógeno ha ido aumentando, de los alrededor de 2.000 millones que se estimaron en un primer momento hasta rondar los 7.000 millones si se suman todas las partidas que se han ido anunciando.
En conjunto, el H2MED incluye el tramo portugués, cuya inversión se estima en 350 millones, y la tubería submarina entre Barcelona y Marsella, que costará otros 2.500 millones. La diferencia de inversión es sustancial para los apenas 200 kilómetros de extensión en los que el tramo francés aventaja al portugués, una diferencia que se explica por la mayor dificultad que implica el despliegue de una autopista submarina de tales dimensiones.
El mayor desembolso, sin embargo, no vendrá de estas dos infraestructuras transnacionales, sino de los múltiplesramales que habrá que desplegar en el propio territorio nacional. Estas carreteras secundarias servirán para inyectar el gas renovable a la autopista central desde los distintos valles de producción de hidrógeno que actualmente están cogiendo forma en España -del de Puertollano hasta el de las Tierras del Ebro-.
Aunque ha sido la última en llegar, Alemania está marcando el paso del H2MED. De hecho, ha sido a raíz de la apuesta germana por este gas renovable que en Bruselas se ha empezado a plantear una revisión a lo grande del proyecto. La idea es aglutinar con el corredor francoibérico toda la red de corredores de hidrógeno que Alemania ha proyectado en su iniciativa H2ercules. Se trata del plan germano para suministrar hidrógeno procedente del norte de Europa a los consumidores del suroeste alemán, lo que conllevaría el desarrollo de 1.500 kilómetros de red de corredores, muchos de ellos preexistentes y actualmente empleados para el transporte de gas.