Fuente: El Mundo
Teresa Ribera no pondrá trabas a la energía nuclear. De hecho, considera que su uso es necesario en Europa, y que el despliegue de pequeños reactores modulares (los denominados SMR) “garantizar una sólida cadena de suministro” y “aumentará la capacidad de producción e innovación de la UE”.
Así consta en el cuestionario de 16 preguntas al que se debió enfrentar como paso previo para asumir el cargo de vicepresidenta de la Comisión, y en lo que supone un cambio sustancial de su discurso. Hasta ahora, la todavía vicepresidenta para la Transición Ecológica había mantenido un discurso totalmente contrario al uso de las energías nucleares. Pero lo recogido en el mencionado examen dista mucho de su posición en España y, también de la que muestra el Gobierno de Pedro Sánchez.
“En cuanto a la energía nuclear baja en carbono, cabe señalar que en febrero de 2024, la Comisión puso en marcha una Alianza Industrial para facilitar la cooperación de las partes interesadas a nivel de la UE” con el objetivo de “acelerar el despliegue de pequeños reactores modulares [SMR] y garantizar una sólida cadena de suministro de la UE, incluida una mano de obra cualificada”, señala la que muy probablemente será una de las vicepresidentas más influyentes de la Comisión de Ursula von der Leyen. O, incluso, la que más.
“De este modo se aprovecharán las capacidades de fabricación e innovación de la UE para acelerar el despliegue de los primeros proyectos de SMR en la UE a principios de 2030 con arreglo a las normas más estrictas de seguridad nuclear, gestión de residuos, sostenibilidad medioambiental y competitividad industrial”, añade en el documento que se ha conocido este miércoles.
La respuesta, en concreto, se produce en la pregunta de la comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo. Y en la misma también señala que es “necesaria la máxima eficiencia en el despliegue de las diferentes tecnologías, tanto las que están maduras como las nuevas tecnologías que podrían ayudar a la UE a lograr su descarbonización más allá de 2030″.
“Sabe ser diplomática”
En España, las dueñas de las centrales atómicas mantienen una intensa batalla judicial desde distintos flancos contra la política nuclear de la todavía ministra de Transición Ecológica. Sin embargo, el posicionamiento de Ribera no ha pillado por sorpresa. “Sabíamos que en el contexto del proceso de elección europeo, la vicepresidenta haría lo que hiciera falta, sabe ser diplomática cuando es necesario“, asegura una fuente autorizada de una energética del Ibex 35.
Sí ha chocado la alusión de la socialista a la necesidad de que Europa agilice los tiempos de tramitación de los proyectos renovables. Sobre todo, porque España, al igual que la mayoría de los 27, ha incumplido el plazo de trasposición de la directiva comunitaria destinada a agilizar el permitting, como se conoce en la jerga financiera a la amalgama de autorizaciones administrativas que exige el despliegue de las energías limpias. En el caso español, los distintos procedimientos pueden llegar a acumular hasta 200 pasos, siete años de trámites y una factura de alrededor de tres millones de euros por parque.
“Me aseguraré de que los Estados miembros implementen procesos de autorización más rápidos y ágiles, reduzcan la carga burocrática e implementen debidamente las disposiciones legales para implementar energías renovables en edificios”, asevera Ribera en una de sus respuestas. Unas líneas después, lanzaba un aviso a los gigantes de los hidrocarburos, ese sí, en línea con su argumentario nacional: “Nuestras políticas fiscales y de precios deben estar en consonancia con los objetivos de sostenibilidad (…) es esencial eliminar progresivamente los subsidios a los combustibles fósiles, así como aumentar la eficiencia energética”.