Fuente: El Economista
Ya es oficial: Europa se ha desvinculado de su principal proveedor de combustibles fósiles, Rusia. A la prohibición de importar petróleo y derivados rusos se ha sumado ahora el tope al precio de productos como el diésel y la gasolina, de 100 dólares el barril, y el gasóleo para la calefacción, en su caso a 45 dólares el barril. Como consecuencia, el país liderado por Vladímir Putin verá reducida una de sus principales principales fuentes de ingresos hasta en un 38% -desde los 628.000 millones de dólares de 2022 hasta unos 390.000 millones de dólares, según el Banco Central ruso- y su Producto Interior Bruto (PIB), que caerá más de 1% en 2023. Una situación sin precedentes que está cambiando el mapa mundial del crudo, en el cual la India ha adquirido un papel muy relevante.
El país asiático es sumamente dependiente de los combustibles fósiles: el 85% de sus necesidades de cuadro se cubren con importaciones procedentes de Arabia Saudí y Rusia, entre otros proveedores. No obstante, desde que se empezaron a aplicar las primeras sanciones a la nación invasora, el precio de sus productos se ha ido abaratando, circunstancia que la India ha aprovechado para incrementar sus compras de materias primas rusas para satisfacer su demanda interna, pero también para refinarlo y exportarlo a Europa y EEUU a un precio más elevado.
Solo en enero, la India envío al Viejo Continente unos 172.000 barriles diarios de gasóleo bajo en azufre, algo que no ocurría desde hacía más de un año. Ese mismo mes, llegaron cada día a Nueva York otros 89.000 barriles de gasolina y gasóleo, la mayor cifra en casi cuatro años, según Kpler, una empresa de inteligencia de datos. Con la entrada del nuevo tope, se espera que los volúmenes se incrementen todavía más.
Cumple con los objetivos de Occidente
Las sanciones al petróleo y los productos refinados rusos establecidas por Occidente tienen por objetivo reducir al máximo los ingresos de Moscú. Al mismo tiempo, le interesa que mantener el flujo de combustibles fósiles procedentes de Rusia para evitar una escasez de suministro. Por eso, la comunidad internacional no está criticando la estrategia de la India, porque cumple ambos propósitos.
En el caso de EEUU, es consciente de que los productos refinados que compran a precio de mercado al país asiático proceden de petróleo ruso, pero “le parece bien”, apunta Ben Cahill, investigador del think thank Center for Strategic and International Studies. La propia Janet Yellen, secretaria del Tesoro estadounidense, dijo en noviembre que estaban felices de que “India, África o China se beneficien de los precios de ganga” de los combustibles que exportan de Rusia. “Es más que correcto”, aseguró.
En cuanto a las directrices de la Unión Europea, es probable que la India no las esté incumpliendo al comprar petróleo ruso, refinarlo en su territorio y venderlo posteriormente a las potencias occidentales, señala Bloomberg.