Fuente: El Economista
Pérdidas, ceses de cotización y, hasta ahora, una sola dimisión. Este es el panorama que han dejado las auditorías en las empresas emergentes de energía renovable y comercializadoras de luz. Cuatro compañías, la desarrolladora fotovoltaica Soltec, así como las firmas de autoconsumo EiDF, SolarProfit y Holaluz, que también ofrece tarifas eléctricas, han estado bajo la atenta mirada de las empresas de auditoría, que han detectado sendas irregularidades en sus balances de resultados anuales.
A última hora del martes, se desencadenaba la última consecuencia derivada del tambaleo que ha sufrido el sector ligado a la energía fotovoltaica en el último año. El presidente ejecutivo de Soltec, Raúl Morales, renunciaba a su cargo en la directiva de la empresa que fundó junto al empresario murciano José Moreno Riquelme y pasaba a ser consejero dominical. Precisamente, por las “discrepancias” con EY, el revisor de sus cuentas.
La empresa computó en sus resultados anuales unos ingresos por operación de venta, llamados bill and hold, que contabilizaron unos ingresos por suministro de seguidores solares antes de que estuvieran completados. Esto hizo saltar las alarmas de EY y solicitó la revisión de las cuentas de Soltec, que pasaron de dar 11,7 millones de euros de beneficio a 23,4 millones de pérdidas.
El frenazo al ‘rally’
No obstante, el primer gran revuelo generado por los auditores fue el de EiDF. La firma que fundó y dirige Fernando Romero cortó un rally bursátil de más de un 600%, tras su salida al parqué en julio de 2021.
El regulador bursátil anuló su cotización en abril de 2023 al no presentar en tiempo y forma sus cuentas ante la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV), ya que su auditor, PwC, rehusó firmarlas al haber detectado irregularidades. Esto obligó a EiDF a contratar a Deloitte para realizar un forensic que fue publicado por CNMV, al entender que incluía “un relato de hechos y evidencias de gran trascendencia para los accionistas, especialmente el de un posible falseamiento documental“.
La empresa no ha variado sustancialmente su operativa y en su plan estratégico augura ingresar 800 millones en 2028, aunque su cotización sigue un 82% por debajo de máximos de abril de 2023.
La caída de los tejados
Holaluz es la empresa que pide a sus clientes sumarse a la revolución de los tejados. Sin embargo, la normalización del mercado de autoconsumo en 2023, tras un crecimiento en vertical en 2022 derivado de la crisis energética por la invasión de Ucrania, puso en jaque al que era una de las empresas más prometedoras del mercado eléctrico liberalizado. La firma que preside Carlota Pi incluso llegó a arrebatar parte del dominio de las grandes firmas del sector al adjudicarse el suministro para el Ayuntamiento de Madrid en 2018.
No obstante, la compañía agrandó sus pérdidas en 2023 a 26 millones de euros y perdió la confianza de dos de sus pulmones financieros, Axon Capital y Geroa Pentsioak, que se negaron a firmar las cuentas de resultados el pasado mayo. La crisis se agravó con la llegada de la conclusión del auditor, EY, que señaló “incertidumbre material” sobre la capacidad operativa del grupo.
Disolución de la plantilla
En el mismo segmento, SolarProfit sufrió la caída del autoconsumo en sus propias carnes. Desde abril se encuentra en preconcurso de acreedores, al menos hasta finales de septiembre, tras perder 37 millones el año pasado. La dirección de la empresa polemizó entonces con su auditor, BDO, por tres salvedades apuntadas en relación con riesgos de cobrabilidad, el deterioro de una herramienta informática valorada en 1,4 millones de euros y por la oportunidad de provisionar 730.000 euros para dar respuesta a una demanda.
BDO indicó que la empresa había sobredimensionado su personal y, entre otras medidas, la gerencia acometió la reducción de costes a través de dos EREs desde septiembre de 2023. Estos dejaron la plantilla en 41 trabajadores, frente a más de 650 un año antes.