Fuente: Invertia
La llegada de gas ruso a los puertos españoles se encamina a otro año récord, mientras Europa trabaja en nuevas sanciones. En la primera mitad de 2024, Rusia se corona como segundo mayor proveedor de gas de España, con una cuota del 21,9% de las importaciones totales.
De este modo, la proporción de importaciones desde Moscú -en forma de gas natural licuado (GNL)- aumenta 1,2 puntos porcentuales con respecto a la primera mitad de 2023, cuando la entrada de combustible ruso ya registró un año histórico.
En los seis primeros meses del año, Rusia vuelve a colocarse en el segundo lugar del ranking de importadores de gas, sólo por detrás de Argelia (37,3%). A diferencia de lo que ocurre este ejercicio, en 2023 Estados Unidos ocupó este segundo puesto (21,1%), por detrás también del combustible argelino (29,2%) y por delante del ruso (18,3%).
“Las entradas de GNL ruso aumentaron un 9% interanual y siguen estando muy concentradas en Europa”, alerta en un reciente informe la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Eso sí, reconoce que la posición de Estados Unidos como mayor proveedor de gas natural licuado de Europa, representando casi la mitad de las importaciones europeas en el primer semestre de 2024.
En el caso concreto de España, la mayoría del gas natural que llega de Rusia procede de contratos a largo plazo con Yamal LNG, un consorcio liderado por la empresa privada rusa Novatek y en cuyo accionariado hay capital europeo y de otros países.
No obstante, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera ha reclamado una posición común a nivel de la Unión Europea sobre “cómo reducir o prohibir cuanto antes” las importaciones de gas ruso, incluido el GNL.
Ribera también ha instado en varias ocasiones a las empresas energéticas españolas a diversificar las fuentes de suministro de gas licuado y a abstenerse de firmar nuevos contratos de importación de GNL ruso en España.
Sanciones de la UE
Los países de la Unión Europea aprobaron formalmente a finales de junio el decimocuarto paquete de sanciones contra Rusia, cuyo objetivo es cubrir algunas lagunas existentes e intensificar algunas de las penalizaciones anteriores.
El nuevo paquete golpea por primera vez a las exportaciones de gas de Rusia. Su objetivo es reducir sus ingresos provenientes de las exportaciones de gas natural licuado, prohibiendo los transbordos (la transferencia de cargas de un barco a otro) en los puertos de la UE a países extracomunitarios.
Sin embargo, las restricciones no afectan a las importaciones de GNL ruso a la Unión Europea, por lo que tampoco se esperan consecuencias sobre los precios del combustible o la seguridad de suministro.
Sobre esta cuestión, el Parlamento Europeo aprobó en abril las normas que otorgan a los Estados miembro la capacidad de bloquear las importaciones a Europa, al evitar que las empresas rusas reserven capacidad en la infraestructura de gas.
La ejecución de este veto por parte de alguno de los países europeos habilitaría a las compañías energéticas europeas a alegar fuerza mayor por cambio de normativa para salir de contratos con proveedores rusos sin incurrir en costos de penalización.
Tras la aprobación por parte de la Eurocámara, estas normas tendrán que ser adoptadas formalmente por el Consejo Europeo antes de su publicación en el Diario Oficial.
España, junto con Bélgica y Francia, se convirtió en uno de los principales puntos de entrada para el gas natural licuado ruso hacia Europa después de que Rusia redujera el suministro a través de gasoductos tras su invasión de Ucrania en 2022.
Tras la invasión de Ucrania, que tuvo lugar en febrero de 2022, Rusia utilizó el suministro de gas natural como una medida de presión frente a Europa.
Vladímir Putin manipulaba los mercados a través de interrupciones deliberadas gracias a la vulnerabilidad y dependencia de ese suministro de la Unión Europea y sus Estados miembros. A su vez, Rusia empleaba los ingresos provenientes de las ventas de gas natural para financiar la guerra en la frontera de la Unión Europea.