Fuente: El Economista
Los precios del gas en Europa subían este jueves más de un 30% en la semana dados los nuevos problemas de suministro, esta vez procedentes de Noruega, cuando se ha conocido que el gobierno de Holanda cerrará en octubre y de forma permanente el yacimiento de gas de Groningen, el mayor de Europa y causante de numerosos terremotos en la zona. La noticia ha hecho dispararse aún más los futuros TTF del mercado holandés con entrega a un mes, los de referencia en el continente. Las alzas del 17% han empezado a superar el 20% hasta el rango de los 47 euros, volviendo a máximos de abril, aunque muy lejos de los 300 euros del pasado verano. Poco después, las subidas se han relajado hasta quedar por debajo del 10% en los 41 euros.
Aunque el yacimiento operaba en niveles mínimos precisamente por los riesgos sísmicos que lleva provocando décadas, el complejo tiene las mayores reservas de gas de Europa. El cierre limitará la reserva de suministro de Europa de cara al próximo invierno. Se elimina una opción clave para impulsar los flujos si la crisis empeora.
El gobierno holandés ya llevaba meses coqueteando con el cierre del yacimiento y se puso como tope octubre de 2024, abriendo la puerta a que la clausura llegara un año antes si Europa resistía bien el invierno tras la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania.
Según ha informado Bloomberg este jueves, el cierre entrará finalmente en vigor el próximo 1 de octubre. La agencia financiera cita fuentes anónimas a falta de una confirmación oficial. Precisamente la decisión oficial de cerrar el yacimiento se tomará en una reunión del gabinete a finales de este mes.
El gobierno holandés también podría desmantelar los pozos de gas rellenándolos de hormigón el año que viene, siempre según fuentes de Bloomberg. Hasta octubre se extraerá un máximo de 2.800 millones de metros cúbicos de gas del yacimiento de Groningen, ya que actualmente funciona con luz piloto, lo que significa que ahora opera a niveles mínimos.
La decisión del cierre no sería del todo irrevocable, aseguran las fuentes consultadas. Si se produce otra crisis energética o un invierno muy frío, se tardaría unas dos semanas en reabrir los pozos, aseguran. Es tiempo suficiente para que el gobierno revierta su decisión, dependiendo de las previsiones meteorológicas.
El yacimiento de Groningen ha sido una fuente clave de gas para gran parte de Europa occidental, así como una columna vertebral de las finanzas públicas holandesas, desde que comenzó su producción en 1963. Pero también ha provocado cientos de terremotos de magnitudes de hasta 3,6 grados que han dañado miles de hogares, lo que ha llevado a las autoridades a decretar su cierre.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, que presentó una disculpa pública ante el parlamento en 2019, sobrevivió a una moción de censura a principios de este mes, mientras el gobierno se tambalea por las acusaciones de que fue insensible a las quejas durante décadas. A principios de este año, el gobierno holandés se comprometió a gastar un total de 22.000 millones de euros en un periodo de 30 años para compensar a los residentes de Groningen.
De las aproximadamente 327.000 viviendas de la región, al menos 127.000 han registrado algún daño, según el Instituto de Daños Mineros de Groningen. Más de 3.300 edificios han sido demolidos en la zona desde 2012 porque los terremotos los han vuelto inseguros.