Fuente: Cinco Días
Agosto fue el mes con menor consumo de gas en Europa en lo que va de siglo. Por llamativa que resulte la afirmación, no parece que se trate un escenario puntual, sino que más bien responde a una tendencia que va a consolidarse en el tiempo. Las razones que explican el desempeño veraniego son variadas, pero no coyunturales.
Por ejemplo, llama la atención que sea la generación de electricidad la que más haya lastrado el consumo total de gas, no siendo ahora un tema limitado a la industria. Pese a las altas temperaturas, con el verano más caluroso desde que existen registros, el uso generalizado de los aires acondicionados no ha provocado la necesidad de elevar el uso de las centrales de ciclo combinado.
La mayor reducción de la demanda –con precios todavía altos y una cada vez mayor toma de conciencia–, además de la entrada masiva de renovables, precisamente por el sol, en el sur de Europa, y por el viento, en el norte, han limitado el recurso al gas. El fenómeno sustitución no es flor de un día y, oponerse, es ponerle puertas al campo. En suma, cada vez se quemará menos gas fósil para producir electricidad. El nuevo paradigma, que no acaba de surgir de la nada, hace tiempo que ha motivado reflexiones esenciales y cambios estratégicos en energéticas de referencia en el sector. Sin embargo, el desafío corporativo no ha hecho más empezar. Bien harían los más afectados en no demorar las transformaciones necesarias para acompasarse a ese giro verde.
El necesario esfuerzo, empero, no excluye la necesidad de retribuir de forma conveniente a aquellas tecnologías que actúan como respaldo del sistema (back-up), imprescindibles para acudir al rescate cuando no hay viento o sol. De hecho, el principal aval de que la transición se realiza con las máximas garantías para los consumidores implica retribuir a quienes actúan de centinela y quienes, ante la falta de rentabilidad, ya pelean en los tribunales para lograr el cierre de las centrales que no son viables.
En este punto, del mismo modo que cabe celebrar el éxito renovable, también es pertinente reclamar avances en esos fondos, los llamados pagos por capacidad, cuya concreción está pendiente después de que la reforma del mercado eléctrico europeo allanara el camino para que los Estados miembros incorporarán nuevos esquemas de retribución. Al menos mientras llegan las baterías y los bombeos. Sin prisa pero sin pausa, es lo que se entiende por mimar la transición.