Fuente: El Economista
El Consejo Europeo de Reguladores ha destacado el papel clave del gas natural licuado para la seguridad de suministro en Europa. En el actual contexto energético mundial, el GNL está llamado a desempeñar un papel cada vez más importante, convirtiéndose en una fuente crítica de seguridad de abastecimiento y competitividad. De hecho, Europa se ha convertido en la segunda región importadora del mundo de GNL -lo que implica una clara ventaja estratégica para España- ya que el continente se está convirtiendo en un firme consumidor de este tipo de gas que ha dejado de ser un mercado de equilibrio.
El comercio de GNL está creciendo en todo el mundo. De hecho, aumentó un 4,5% en 2022. Durante este mismo año, las importaciones netas de GNL en Europa aumentaron un 60% en comparación con 2021, representando casi un tercio de las importaciones mundiales de GNL. Este aumento significativo está vinculado a los esfuerzos para reducir la dependencia del gas ruso y aumentar la resistencia del sistema europeo, que está impulsando a la UE a maximizar el uso de las infraestructuras de GNL existente y, en muchos casos, a aumentar la capacidad de producción.
En el contexto energético actual, el GNL está llamado a desempeñar un papel más importante en Europa como fuente crítica para el abastecimiento. Según los reguladores europeos, la seguridad del suministro en Europa se basa y se basará cada vez más en el GNL. Por lo tanto, es crucial que la infraestructura de GNL esté preparada y que el mercado mantenga su liquidez y transparencia para facilitar el acceso al mercado europeo de GNL de modo transparente.
El comercio de GNL ha crecido a distintos ritmos durante las tres últimas décadas. Tras un crecimiento constante en los años 90, en la primera década del 2000 se produjo un fuerte aumento, especialmente hacia el final del periodo.
El aumento observado ahora en la capacidad de GNL en Europa, además, está en plena consonancia con el objetivo del Plan REPowerEU de la Comisión Europea, que pretende eliminar la dependencia de la UE de los combustibles fósiles de Rusia antes de 2030.
La nueva infraestructura de GNL contribuirá a diversificar las fuentes de energía de Europa
reduciendo su dependencia y ampliando al mismo tiempo la gama de proveedores potenciales y las oportunidades de mercado. La nueva capacidad no sólo contribuirá a la seguridad de abastecimiento de los países anfitriones de la UE, sino también a los países vecinos y, por lo tanto, apoyará un sistema de gas de la UE más resistente.
La mayor parte de la nueva capacidad de GNL estará exenta del acceso regulado de terceros (rTPA),
lo que significa que, en lugar de tratar la cuestión como una exención, la nueva capacidad de GNL se convertirá, de hecho, en “la norma”. Esto se debe al excepcional contexto energético al que se enfrenta Europa.
El procedimiento permite la puesta en marcha de las nuevas infraestructuras necesarias para suplir gas natural en el plazo más breve posible. Por lo tanto, los reguladores tendrán que garantizar que las normas aplicables a la nueva capacidad de GNL, regulada o exenta, sean transparentes, no discriminatorias y objetivas, ya que la sana competencia europea se verá fuertemente condicionada por la forma en que se asignen estas nuevas capacidades estratégicas de entrada.
Las terminales de GNL son muy distintas de los gasoductos de transporte, y se gestionan y utilizan de distintas maneras, según las normas de cada país.