Fuente: El Economista
El cierre de las centrales nucleares de España se acerca al punto de no retorno. Este año 2023 -marcado por la revisión del plan nacional de renovables, las elecciones generales, así como por la fecha límite para decidir la clausura de la central de Almaraz- determinará la vida útil de las plantas atómicas nacionales.
El tiempo de panificación y gestión para el desmantelamiento de una central nuclear es de unos tres o cuatro años. A diferencia de lo que ocurre con otras plantas, como las hidráulicas, implica que “la decisión sobre prolongar su vida útil debe realizarse con tres años de antelación”, explica Ignacio Araluce, presidente de Foro de la Industria Nuclear Española a elEconomista.es.
El divulgador de energía nuclear y operador en la central nuclear de Ascó (Tarragona), Alfredo García, incluso apunta a cuatro años para llevar el cierre de una instalación de forma ordenada y segura. “Este año ya hay que decidir sobre el futuro de Almaraz”, asegura. El cierre de la planta de Cáceres, el primero planificado en el calendario, está marcado para 2027. La última clausura será la de Trillo en 2035.
La importancia de esta fecha límite para tomar una decisión responde a tres factores: la gestión anticipada de combustible, la contratación de personal y la disponibilidad de empresas contratistas, tal y como explica Ignacio Araluce. Por un lado, las centrales nucleares deben planificar con tiempo los periodos de recarga de próximos ciclos, cuyo objetivo principal sustituir parte del combustible gastado del reactor. Almaraz I y II, así como Ascó I y II y Vandellós II, paran cada 18 meses. Cofrentes lo hace cada 24 meses y Trillo recarga combustible cada 12 meses. Para asegurar que todas las actividades previstas durante la parada se realizan garantizando la seguridad es fundamental definir la estrategia adecuada.
Por otra parte está la contratación de personal. “Si tienes intención de parar en tres años no puedes hacer una renovación de plantilla, pues las contrataciones se hacen con antelación por la formación requerida”, detalla el presidente de Foro Nuclear, que explica que esta instrucción puede durar incluso años. Ademas, la disponibilidad de las empresas contratistas es clave. Hacer acopio de personal, repuestos y equipos cualificados requiere tiempo y planificación.
“Si cerramos centrales nucleares vamos a quemar más gas natural, que es lo que están haciendo todos los países que están cerrando plantas”, dice el operador de Ascó, Alfredo García.
PNIEC y elecciones
Este año será clave para alargar (o no) la vida de la energía nuclear. El Gobierno tiene el compromiso evaluar el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) en marzo de este año para enviárselo a Bruselas en el mes de junio. En este sentido, el cumplimiento del plan de despliegue de energías renovables será determinante para decidir si es necesario seguir empleando energía nuclear para garantizar la estabilidad energética de cara a los próximos años. En este sentido, “la implantación y cumplimiento de los planes energéticos evidenciarán si las centrales son necesarias por falta de alternativas”, señala Ignacio Araluce.
Asimismo, el 2023 es año electoral. La fecha límite para la celebración de las elecciones generales es el 10 de diciembre, siempre y cuando no se convoquen elecciones anticipadas, como ha pedido en un gran número de ocasiones la oposición parlamentaria. Algunos candidatos -como el Partido Popular, Ciudadanos y Vox- son abiertamente partidarios a ampliar la vida de las nucleares, sobretodo después de que Bruselas desafíase las críticas al otorgae a la energía atómica la etiqueta verde.
La crisis energética, impulsada por la guerra en Ucrania, ha puesto en la palestra a la industria europea. Países como Alemania o Bélgica han tomado la decisión de retrasar el cierre de centrales para garantizar el suministro energético en medio de las convulsiones que sufre el mercado energética.
“Una central nuclear no tiene una fecha de caducidad como tal, siempre y cuando se siga manteniendo la seguridad en todo momento”, explica Alfredo García. “En Estados Unidos, por ejemplo, hay reactores con licencia para 60 años y hay varios reactores con licencia para 80 años”, dice el divulgador, quien calcula que la central de Ascó podría operar 20 años más con total seguridad.
En 2022 la energía nuclear generó más del 20% de la electricidad en España. Concretamente, los reactores produjeron 55.983,35 GWh netos, un 3,6% más que en 2021. Según Foro Nuclear, fue la tecnología que más horas operó en España. “Considerando la producción neta y la potencia neta instalada, las horas equivalentes de producción a plena potencia del parque nuclear español fue de 7.866 horas, lo que representa el 89,80% del total de las horas del año”, indica.