Fuente: El Economista
El Gobierno inicia una nueva etapa energética tras la aprobación del Consejo de Ministros a remitir a Bruselas la actualización del borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Renueva así su estrategia de cara a 2023 tras haber cumplido únicamente un tercio de sus objetivos.
El actual PNIEC muestran un claro desajuste con la realidad. Tres de cada cuatro tecnologías no siguen la senda marcada, ya sea por falta de capacidad instalada o por unos objetivos poco ambiciosos. Lo cierto es que el panorama energético ha cambiado mucho desde 2021, cuando se aprobó el texto vigente.
Para cumplir con el objetivo de potencia eólica instalada en 2025 (40.633 MW), sería necesario incrementar un 34% la capacidad actual (30.279 MW). Y para alcanzar las previsiones de 2030 (50.33 MW) habría que aumentarla un 66%. La tramitación administrativa es uno de los principales caballos de batalla de la energía de los vientos. Para acelerar el ritmo de instalación y alcanzar los objetivos marcados, el sector lleva tiempo reclamando una simplificación de los trámites burocráticos para poner en marcha proyectos.
Asimismo, la actual hoja de ruta de eólica marina marca un objetivo entre 1.000 y 3.000 MW de potencia. El sector eólico ha asegurado en varias ocasiones que es necesario ser “más ambiciosos” e incrementar en 13.000 MW los del PNIEC.
Por su parte, la generación de energía con tecnología termoeléctrica lleva cerca de una década atascada en España. El país cuenta actualmente con 2.304 MW de solar termoeléctrica repartidos en 50 centrales, muchas de ellas impulsadas por subvenciones y ayudas. Sin embargo, el objetivo para 2025 es tener 4.803 MW, más del doble. Para el año 2030 marca 7.303 MW, más del triple.
La capacidad hidráulica y de bombeo también requieren unos objetivos más ambiciosos para ajustarse a la realidad actual. A lo largo de los últimos meses el Ministerio de Transición Ecológica ha recibido un aluvión de solicitudes para construir nuevas plantas hidráulicas o centrales de bombeo. Las inversiones en hidráulica se habían frenado en los últimos años por las trabas burocráticas.
El sector energético pide acelerar la tramitación de los proyectos para que este tipo de plantas aumenten su peso en la generación de energías renovables. Y es que su mayor fiabilidad frente a la eólica o la solar sitúa a la generación hidroeléctrica como un factor clave para garantizar el suministro energético.
La actual estrategia del Gobierno no otorga suficiente peso a los gases renovables. La patronal gasista reclama una mayor cabida del biometano, en línea no solo con los objetivos establecidos por Europa, sino también con el potencial identificado por el Estudio de la capacidad de producción de biometano en España elaborado por Sedigas en colaboración con PwC y Biovic, que cifra la capacidad de generación estimada en 163 TWh, equivalentes al 45% de la demanda anual de gas natural.
Asimismo, aboga por recoger la importancia que tendrá el hidrógeno verde en España. El Gobierno lanzó hace un año el proyecto estratégico de recuperación y transformación económica (PERTE) vinculado a las energías renovables y el hidrógeno verde dotado inicialmente con 6.900 millones de euros de fondos europeos y luego ampliado hasta los 7.900 millones de euros, con el fin de movilizar otros 16.000 millones de euros de inversión privada.
Estas ayudas se enmarcan en la hoja de ruta para hacer del hidrógeno un proyecto de país, que recoge el objetico de lograr una potencia de electrólisis de 300 a 600 MW en 2024 y de 4 GW en 2030, objetivos que ya parecen quedarse cortos y podrían ser ampliados de cara a la revisión del plan.
El carbón y la cogeneración mantienen un peso en el mix de capacidad considerablemente superior al previsto en el PNIEC. Según la estrategia actual, de cara a 2025 habría que prescindir de un 38% de la potencia actual de carbón y de un 22% de la cogeneración.
Por último, el PNIEC contempla unas metas en almacenamiento en baterías para 2025 que distan mucho del panorama actual. España cuenta con 5 MW instalados en la actualidad, diez veces menos de lo prevista en el próximo año y medio (500 MW). El sector del almacenamiento energético considera que la regulación de esta industria avanza “a velocidad de tortuga”, en buena parte por los retrasos que han provocado la pandemia y la guerra en Ucrania.
Reclamaciones de Europa
La Unión Europea pide también que en esta revisión del PNIEC se haga especial hincapié en el agua para poder mejorar la resiliencia de los sistemas energéticos ante la escasez estructural o estacional del agua y apuesta por enfoques innovadores como pólizas de seguros y medidas que aborden la brecha entre preservar la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.
Bruselas insta también a tener en cuenta los mecanismos de financiación como el fondo social del clima y los planes de recuperación.