Fuente: El Economista
El vecindario de España ha estado sediento de electricidad y, aunque en parte lo sigue estando, el negocio que se ha generado por su venta ha adelgazado notablemente. Según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, España dejó de vender a Francia, Portugal y Marruecos más de 1.200 millones de euros en energía eléctrica en el primer semestre de este año y con respecto al mismo periodo de 2023, una caída del 61,1% interanual. Ello pese a que la cantidad de electricidad traspasada tan solo ha caído un 8,4%, hasta los 12,6 millones de megavatios/hora (MWh), y sigue por encima de los niveles del primer semestre de 2022, según los datos de Red Eléctrica.
En 2022 y 2023 se batieron todos los récords en comercio de generación eléctrica, principalmente en lo referido a la cuantía por la que se exportaba la energía que, debido a la invasión a Ucrania, se elevó a máximos históricos en todo el continente. Mientras, en España se contenía gracias a la inclusión del Mecanismo Ibérico. En concreto, ese año casi se duplicaron las ventas de productos energéticos hasta los 33.000 millones de euros, de los cuales 6.500 millones de euros eran exportaciones eléctricas.
Además, entre la bajada del precio de la luz en España frente al resto de países al norte de los Pirineos y la bajada del 15% de producción eléctrica en Francia debido a los fallos en su parque nuclear, aumentó con creces las importaciones desde España hacia su vecino más septentrional. De 6,7 millones de MWh en 2021 a 13,8 millones de MWh en 2022.
De esta manera, Francia llegó a convertirse en importador neto de electricidad por primera vez en décadas, algo que ha corregido en estos últimos dos años. No obstante, ya en 2023 volvió a registrar un balance de exportaciones netas de 50,3 millones de MWh y, en lo que llevamos de 2024, de 42,9 millones de MWh en todas sus fronteras, salvo con la española.
A precio de saldo
La bajada de los precios energéticos en general ha lastrado el que fuera uno de los motores de la economía española en los últimos años, cuya contribución al Producto Interior Bruto (PIB) fue notable, según destacó el Banco de España en un informe el año pasado. En el primer y el segundo trimestre del año, los precios del mercado mayorista marcaron mínimos históricos en los 26,9 euros/MWh y 33,8 euros/MWh, respectivamente, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE).
Ello ha estado influenciado por el aumento de la generación renovable en España. En el primer semestre del año pasado la generación renovable (contando con la energía hidráulica) rondó el 49,5% del total de la electricidad producida. Hasta este junio esa proporción ha aumentado hasta el 58%, principalmente por el aumento de lluvias que han puesto a funcionar a pleno rendimiento los embalses de España y por el gran avance en el despliegue de la energía solar fotovoltaica, que ha sumado 3 GW de producción en un año.
Esto ha provocado que las ventas de electricidad hayan caído muy por encima del resto de exportaciones energéticas, como las petroleras o gasistas. Según los datos del Ministerio de Industria, esta categoría de ventas al extranjero pasaron de los 13.716 millones de euros en la primera mitad del año pasado a 12.612 millones en el mismo periodo de este año, una caída del 8%, mientras que en el caso de la electricidad el descenso ha sido del 61%.
De vender a comprar
El precio del mercado spot de España ha sido el más bajo del continente hasta mayo. A partir de ese mes, el precio escaló de un mínimo de 13,67 euros/MWh hasta los 91,05 en agosto; mientras que Francia se ha mantenido con el coste de la electricidad más bajo de Europa desde ese mes y en agosto se situó en los 54,56 euros/MWh. Merced a este cambio de dinámica, España lleva desde mayo comprando más energía a Francia de la que vende.