Fuente: El Economista
El mercado energético mundial se encuentra ante un punto de inflexión. Si bien los focos se centran en buena medida en un petróleo en superávit estructural, cuyos precios solo saltan ante la amenaza geopolítica, el gas se ha ido posicionando como un elemento clave. Esta materia prima supone ya un 24% de todo el mix energético de la UE y un 21% del consumo, según datos de la Comisión Europea. En un mundo de renovables, los países de Europa y del mundo han confiado en el GNL y el gas natural como las fuentes de energía de apoyo frente a los problemas de almacenamiento de las energías verdes. Es por ello que los expertos alumbran un futuro cargado de buenas noticias pues un tsunami de producción enterrará los precios durante los próximos años.
A pesar de que muchos ven años de estabilización tras las caídas de 2024, diversos analistas hablan de una era de exceso de oferta a partir de 2026 que se extenderá hasta 2030. En ese momento, desde RBC comentan que ven los precios hundiéndose “por debajo de los dos dígitos”. Para entender las implicaciones de esta caída, el gas en Europa cotiza a 43 euros. La firma comentaba en su último informe que “una nueva ola de oferta de GNL, está destinada a remodelar el mercado global en los próximos años, con implicaciones más amplias que el crecimiento anterior dadas las crecientes interconexiones entre los mercados regionales de gas tras el conflicto entre Rusia y Ucrania”.
Desde el Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía (IEEFA, por sus siglas en inglés) comentan que solo teniendo en cuenta los proyectos de GNL que están en construcción o aprobados, la capacidad se disparará de un 40% de aquí a 2028, pasando de aproximadamente 474 MTPA (millones de toneladas por año) de capacidad nominal a principios de este año a 666,5 MTPA .
Este auge estará liderado por EEUU y Catar. El primero tiene en marcha la construcción de cinco proyectos de entre 10 MTPA y 18 MTPA. De momento, los nuevos proyectos se encuentran en el limbo tras una la prohibición de la Casa Blanca de emitir nuevas licencias de exportación mientras evalúa el impacto de las mismas en el mercado. Sin embargo, se espera que esta se retire en los meses posteriores a las elecciones de EEUU. De momento esta legislación está provocando una enorme acumulación de gas en las reservas del país.
Catar, por su parte, más que diversos proyectos ha apostado por un ‘mega despliegue’ en una gran plataforma como el el complejo de North Field, que estiman que logrará una capacidad de 64 MTPA en 2030. Este proyecto arrancará en 2025 con una capacidad de 48 MTPA en 2028. Debido a la calidad del gas de Catar y la naturaleza de sus yacimientos, su extracción es la más barata de todo el mundo.
Según datos de la universidad de Columbia el coste unitario de producir un megavatio de gas estaría en los 0,3 dólares frente a un mercado que paga entre 3 y 5 dólares. Estamos hablando de la mayor rentabilidad del mundo lo que ha llevado al emirato a lanzarse a este ambicioso proyecto con el que aspira a dominar cerca del 25% de la cuota mundial.
Sin embargo, este camino de sobreproducción está marcado por unos actores secundarios que han ido surgiendo poco a poco. Destaca el caso de Canadá que pondrá en marcha su primera planta comercial a escala en 2025 o 2026, según como avance el proyecto y con el que espera poner sobre la mesa 14 MTPA. Todo esto gracias a los grandes descubrimientos de crudo y gas que el país del norte ha logrado en la región de Alberta.
Viejos conocidos en el mercado, como Australia y Rusia, seguirán fuertes, aunque el segundo más que el primero. La nación liderada por Vladimir Putin, con sus rutas ya reconfiguradas hacia Asia y Turquía, está poniendo en marcha grandes proyectos en el Ártico. La idea del país es convertir la zona helada en uno de los pulmones de GNL del mundo y las frías aguas que bañan el continente del norte en su autopista. Sin embargo el gran proyecto en la región, el Arctic LNG 2, con el que pretendía sumar 20 MTPA al mercado se ha visto paralizado debido a las sanciones internacionales que están bloqueando el suministro de elementos clave para su puesta en marcha.
Por su parte hay otro actor que sumará una gran capacidad: África. Diversos países de la región están ya poniendo en marcha grandes proyectos. Concretamente hay 5 proyectos en África que suman cerca de 14 MTPA de capacidad. El primero es uno marítimo frente a la República del Congo, seguido de los que ya existen en Mauritania, Senegal y Nigeria. También hay proyectos en Gabón y Mozambique. Sin embargo estos proyectos son más complicados de poner en marcha. Según la IEEFA “se han retrasado en diversas ocasiones por la oposición local, el malestar social y, especialmente, por problemas de seguridad en los trabajadores”.
Con todo este tsunami de GNL es más que suficiente para abastecer una demanda que, pese a que crecerá, no podrá seguir el ritmo de las perforaciones. Según datos de Oxford Economics y de la Agencia Internacional de la Energía, para 2030 la demanda de gas habrá crecido cerca de un 10%. Todo esto gracias a la pujanza de un Asia que será la llave del mercado y que cuyo crecimiento en la demanda “representará más del 80% del total”. Por su parte ven la demanda europea “disminuyendo a medida que se vayan empleando otro tipo de tecnologías”.
Esta baja demanda y exceso de producción llevarán a que “el mercado mundial se desacelere significativamente después de 2026”, ya que el aumento de la oferta de GNL supera la creciente demanda. En consecuencia, “los precios spot de Europa y Asia volverán a caer a entre 7 y 8 euros el megavatio hora”. Unas cifras que coinciden prácticamente con las que ofrece el último informe de RBC Capital.
Desde el Banco Mundial comentan que a pesar de que “prevén una recuperación de los precios en 2025“, ven un futuro de gas más barato gracias a la abundancia. Eso sí, alertan de que los próximos dos años son clave y que hay riesgos. Paolo Agnolucci economista de la institución comenta que los acontecimiento geopolíticos pueden ser clave pero, especialmente, cualquier problema en los proyectos de EEUU. “Cualquier retraso en el crecimiento de la capacidad de expansión de EEUU supondrá una gran presión al alza en los precios”.
Desde Rabobank explican que, a menos que haya cambios en estos dos frentes de forma rápida “habrá un desajuste entre la oferta y la demanda para la segunda mitad de 2025″, defendía Florence Schmit, estratega energética de la firma. Desde WoodMac coincidían, alegando que “los retrasos han hecho que la caída de precios prevista sea menos pronunciada que a principios de año”.
Sin embargo, aunque el camino hacia 2030 parezca expedito, los datos de IGU muestran que a partir de 2035 especialmente, se produzca un potente déficit. Desde el Instituto de Investigación de la Energía (IER, por sus siglas en inglés) creen que este llegará al 22%. Shell coincidía en que a largo plazo estamos ante un mercado “estructuralmente ajustado”. La firma anunciaba en un informe este año que esperan que la demanda de GNL se dispare un 50% para el año 2040 “a medida que la transición del carbón coja ritmo en Asia”. En IER, por su parte, hablan directamente de una escasez si no se aceleran los proyectos y se ponen en marcha nuevos.