Fuente: Cinco Días
En pleno invierno europeo, el precio del gas natural trepa hasta un 8% a primera hora del miércoles, impulsado por el aumento de los conflictos bélicos en Medio Oriente. La preocupación, indican los analistas, es que la inestabilidad en la zona afecte decisivamente a los mercados energéticos, que por el momento conservan las perspectivas a la baja. Incluso las desviaciones del transporte marítimo, especialmente los grandes cargueros de gas natural licuado (GNL), no han más que retrasado ciertas entregas de combustible.
La tranquilidad de las últimas semanas en el Viejo Continente se explica por dos grandes motivos. Por un lado, las altas reservas de gas natural de los Veintisiete evitan un frenesí de compras a último momento. A mediados de enero, los depósitos europeos mantenían un 88,8% de su capacidad, dos puntos por encima del nivel registrado en 2022 y casi 30 puntos por encima de 2021, según Gas Infrastructure Europe. Incluso, las temperaturas moderadas de las últimas semanas ha permitido a países como Alemania, Austria, Bélgica y Dinamarca aumentar incluso sus reservas. Las estimaciones de la agencia S&P Global Commodities prevén que los almacenes terminen el verano con más de la mitad de las reservas.
Por otro lado, la demanda relativamente moderada ha aumentado la confianza en que el continente debería superar fácilmente su segundo invierno sin importaciones desde Rusia. En consecuencia, el precio del gas natural en Países Bajos, el de referencia en Europa, se encamina a perder más del 50% en lo que va del año. Mientras a comienzos de 2023 se encontraba en 72 euros por MWh, este miércoles se comercializa por encima de los 37 euros.
El mercado mantiene su posición “a pesar de dirigirse hacia el 2024 con varios riesgos alcistas, como las tensiones geopolíticas, incluido el riesgo de tránsito en el Mar Rojo”, según la consultora de la industria Timera Energy en una nota. La buena noticia para Europa es que buena parte de los envíos de gas llegan en la actualidad desde Noruega, por lo que no hay riesgos geopolíticos para la recepción de estas importaciones energéticas. Esto lleva a que las perspectivas incluso marquen una baja para 2024: la firma Capital Economics estima que los precios del gas ronden los 32 euros el megavatio hora a finales del año que viene, una caída de poco menos del 10% anual
Una nota de la consultora energética Vortexa precisa que alrededor del 4% del GNL mundial recientemente pasó por el estrecho de Bab el Mandeb, por lo que limita cualquier impacto a futuro. En este sentido, el mercado ve con buenos ojos el rápido despliegue de las terminales de regasificación flotantes (FSRU, en inglés) en los países de la Unión Europea, que permiten introducir el GNL en las redes de gas natural. La expectativa es que la expansión de la infraestructura se mantenga hasta 2024.
Los analistas de Vortexa sí destacan que los mercados europeos sí dependen en gran medida de queroseno para la aviación procedente de Oriente Medio y Asia, a la vez que encontrar otras formas de mantener suministros sin redirigirlos alrededor del Cabo de Buena Esperanza podría ser difícil.