Fuente: Invertia
Tiempo de descuento para el primer reactor nuclear de Almaraz (Cáceres), propiedad de Iberdrola (53%), Endesa (36%) y Naturgy (11%). El pasado 1 de noviembre comenzó la cuenta atrás para solicitar el cierre de la primera planta que se incluyó en el calendario pactado por Gobierno y empresas propietarias en 2019.
Sin embargo, un estudio, elaborado por Contexto, la unidad de inteligencia de LLYC (Llorente y Cuenca), y coordinado por Jordi Sevilla, expresidente de Red Eléctrica (REE), y Alberto Carbajo, ex director general de Operaciones de REE, advierte del riesgo de estabilidad en el suministro eléctrico.
“Aún hay tiempo para que el Gobierno apueste por alargar otros diez años más la vida de las centrales nucleares”, continúa Sevilla.
“El presidente Pedro Sánchez tiene el suficiente pragmatismo como para cambiar de parecer, al igual que la todavía vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ya ha dicho en Europa que las nucleares son necesarias”.
Pero no solo es una decisión política. “Hay que revisar la carga fiscal sobre las instalaciones nucleares, porque apunta directamente a su rentabilidad, impidiendo que la operación sea viable para el sector privado”.
Las principales cargas fiscales del parque nuclear son la Tasa Enresa, el Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica (IVPEE) y el impuesto por la producción del combustible nuclear gastado. Pero también se incluyen las ecotasas impuestas por las comunidades autónomas, la tasa de la Guardia Civil, la del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el IBI (impuesto de bienes inmuebles), el IAE (de la agencia tributaria) y los propios de operación en el sector.
Proceso de cierre
“Cualquier central de cualquier tecnología que quiera cerrar, el primer paso es que sus propietarios lo soliciten al Ministerio para la Transición Ecológica”, explica a EL ESPAÑOL-Invertia Javier Revuelta, sénior principal de la consultora energética AFRY.
“A partir de ahí, el Ministerio debe esperar a recibir un informe del operador del sistema, que es Red Eléctrica (REE), que diga si hay riesgos o no por su cierre, tanto a nivel nacional como local. En el caso de las centrales nucleares, además es necesario un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)”, puntualiza.
Mientras se activa todo este proceso, y conforme a la previsión de cierre de Almaraz, Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos SA) está iniciando el desarrollo de las actividades de diseño del desmantelamiento y la preparación de la documentación reglamentaria para la futura solicitud de autorización de desmantelamiento, según han confirmado fuentes de Enresa a este diario.
Para ello, precisa de los servicios de ingeniería anunciados en la plataforma de licitación del estado. En el mes de junio, Enresa publicó el anuncio previo de la licitación en la Plataforma de Contratación del Sector Público (contrataciondelestado.es). Se espera que la licitación se inicie en el primer trimestre de 2025. Esta empresa pública trabaja desde hace ya varios meses, de manera coordinada con el titular de la Central Nuclear Almaraz, en la recopilación de la información necesaria para el diseño del proyecto.
Almaraz abastece a Madrid
El fin de las nucleares, para el informe de Jordi Sevilla, no solo debería ser una cuestión ideológica, sino también técnica.
“Hay consideraciones técnicas de gestión de un sistema eléctrico complejo que no puede garantizar el suministro si depende solo de tecnologías que carecen de inercia y cuya generación es intermitente”, señala por su parte Alberto Carbajo.
“La energía nuclear suple las bajadas de producción renovable cuando se produzcan y ayuda a mantener estable la frecuencia del sistema. Confiar solo en la hidráulica, aún incluyendo el bombeo, es una quimera en España, y si hablamos de gas, hablamos de más emisiones de CO2”, añade.
En el informe también se destaca la central nuclear como principal suministro eléctrico de Madrid por cercanía, “pero es lo mismo para Valencia y Cataluña cuando les llegue el turno de sus centrales”, puntualiza Jordi Sevilla.
Sin embargo, para Javier Revuelta de AFRY “si hubiera un problema de estabilidad del sistema eléctrico o de suministro, los técnicos de Red Eléctrica ya lo habrían evidenciado, más aún cuando han dado su visto bueno al PNIEC (Plan Nacional de Energía y Clima)”.
“Habrá que esperar a la solicitud de cierre de Almaraz para que REE se pronuncie sobre la idoneidad de cerrar la nuclear o no. En cualquier caso, si se cierra el reactor I en 2027, habrá que cerrar el reactor II en 2028 por los posibles problemas técnicos que se podrían producir durante el desmantelamiento”, concluye Revuelta.