Fuente: Invertia
El mercado mayorista de la luz en España se ha encarecido este verano. El precio medio en julio fue de 72,31 euros/MWh (según el Grupo ASE), un 28,9% más alto que en junio (56,08 euros/MWh), y lo que llevamos de agosto es de unos 90 euros/MWh. Son cifras muy superiores a las de la primavera, especialmente las de este año con precios negativos en las horas centrales del día.
La subida de las temperaturas dispara la demanda de aire acondicionado en las horas centrales del día, y pese al récord de generación fotovoltaica, la falta de viento pone a funcionar a los ciclos combinados (gas). Un gas que cada vez está más caro en Europa porque se ha dejado de consumir gas ruso -especialmente barato por gasoducto- y llega en barco de terceros países (GNL o gas natural licuado).
“La combinación de precio de gas y precios de CO2 da como resultado la oferta estándar de los ciclos combinados”
“Hasta el fin de semana olvídate de precios baratos, sólo las horas solares. La madrugada del lunes no es tan cara, pero luego ya igual que últimamente: en las horas que no hay sol el precio de la luz es muy caro y en las horas solares algo menos”
Un gas, cada vez más caro
Europa ha pasado de importar de Rusia casi la mitad de su suministro de gas natural a convertirse en el principal receptor mundial de gas natural licuado (GNL o gas transportado en barco) en tiempo récord. En solo dos años, ha superado a China en el ránking. El mapa del mercado europeo del gas ha cambiado radicalmente desde 2022.
Según el último informe de Bank of America, los precios del gas europeo han seguido la demanda de GNL (gas natural licuado) de Asia en verano y se han desvinculado de la debilidad del petróleo Brent, lo que ha disparado la factura de la luz en España.
La pendiente implícita de Brent (con una caída del 15% en los precios actuales) contrasta con la del JKM (Japan-Korea-Marker) cuya demanda de contratos de GNL a largo plazo tiene pendientes mayores del 13% o superiores a 10 dólares/mmbtu.
BofA señala que “la invasión total de Ucrania por parte de Rusia a principios de 2022 ha dejado su huella en el suministro de gas de Europa”. No solo el consumo de gas europeo el año pasado se situó un 20% por debajo de los niveles de 2021.
La mayoría de las importaciones de Europa llegan ahora en forma de GNL, y el gas ruso transportado por tuberías ha caído del 50% de las importaciones en 2021 a menos del 20% en 2023.
“Creemos que el GNL desempeñará un papel cada vez más importante en el suministro de gas de Europa, ya que se prevé que la capacidad de regasificación se amplíe un 60% entre 2023 y 2030 y que los suministros restantes de Rusia disminuyan aún más”
Fin del gas ruso
Los analistas del banco estadounidense coinciden en que a finales de 2024, el acuerdo de Ucrania para el tránsito de gas ruso por el país expirará, y es poco probable que se renueve.
Según el operador del gasoducto de Ucrania, el año pasado fluyeron a través de Ucrania 14,65 bcm de gas ruso (frente a los 20,5 bcm de 2022).
A pesar de la reciente escalada militar de Ucrania en territorio ruso, el gas ha seguido fluyendo a un ritmo constante a través del corredor de tránsito de Ucrania. Para cubrir la brecha de 2025, la UE tiene pocas opciones sin profundizar la competencia con los compradores asiáticos de GNL: se ha acordado que las importaciones de gas de Azerbayán se dupliquen a más de 20 bcm anuales solo para 2027.
Y por último, los nuevos proyectos de GNL en construcción en Estados Unidos y Qatar no tendrán un impacto material antes de 2026.