Fuente: El Economista
El almacenamiento energético se constituye como la solución principal para el sector energético: no solo en cuanto al aplanamiento en los precios en el mercado, sino que también sirve de prevención ante futuros apagones al contar con una fuente segura de energía de la que disponer en caso de que las renovables reduzcan su producción.
Estas fueron las claves principales que introdujo Gonzalo Cantabrana, Managing Director de S&P Global, en la apertura institucional realizada hoy en la jornada empresarial Almacenamiento “La llave para la transición energética” por elEconomista.es.
Cantabrana comenzó su discurso hablando de que el mercado eléctrico no está sufriendo una transición, “sino un cambio, y con tan solo revisar los últimos tres años se aprecia”, explicó. El representante de S&P Global puso como punto de partida del cambio el conflicto de Rusia y Ucrania: “A partir de entonces, la descarbonización no ha sido exclusivamente un aspecto de sostenibilidad y medio ambiente, sino también de seguridad energética”.
Cantabrana argumentó que a raíz del inicio de la guerra, el precio de la energía se disparó por la gran dependencia de Europa por el gas natural, en muchos casos que procedía principalmente de Rusia. Con las sanciones impuestas a la nación dirigida por Vladimir Putin, se comenzó, a marchas forzadas, evitar depender de esta fuente energética, lo que aceleró la transformación energética y el impulso de las renovables en todo el continente.
“Esto ha hecho que los precios, progresivamente, se hayan ido reduciendo” dijo Cantabrana, y aseguró que “cada vez son más los inversores que se ven atraídos por estas fuentes de energía”. Para reforzar este argumento, declaró que España va a duplicar de aquí a 2027 la capacidad fotovoltaica instalada.
La curva de pato
Sin embargo, las renovables tienen un inconveniente: y es que su producción puede ser intermitente. Mismamente, la propia energía fotovoltaica comienza a producir al amanecer, y finaliza al anochecer. “Lo mismo sucede con la energía eólica, por lo que las renovables se canibalizan entre sí y se expulsan del mercado, dejando en él a la más barata de producir en ese momento”, expresó. De ahí que la curva de precios energéticos tenga forma de pato: por las noches este toca suelo; asciende por la mañana y a lo largo del día vuelve a descender hasta el anochecer, cuando vuelve a repuntar.
Esta intermitencia provoca estas subidas y bajadas en los precios, pero también el riesgo de quedarse sin suministro en caso de que la gestión con las fuentes energéticas alternativas no sea la mejor. Por ello, Cantabrana llamó a mejorar la red para evitar futuros apagones, pero también incidió en el almacenamiento como una de las principales soluciones para esto y para allanar el precio de la energía.
No obstante, “el almacenamiento no se considera aún una actividad regulada, por lo que lo aboca a ser remunerado por el arbitraje de precios, que es muy volátil y difícil de predecir”, aclaró Cantabrana. Estos altibajos en los precios provocan que los proyectos de almacenamiento aún no estén muy desarrollados, porque la remuneración es clave para obtener una buena capacidad crediticia y un menor riesgo. Por ello, Cantabrana aludió al caso de Estados Unidos, donde en algunos estados como el de California han sido capaces de multiplicar por 20 la capacidad instalada de baterías, e incluso aseguró que “han conseguido que en algunos momentos hayan sido la principal fuente de producción eléctrica”, finalizó.