Fuente: El Economista
La proliferación de paneles solares en los tejados de los edificios residenciales hace que el interés por estos se expanda a pasos agigantados. También, por el ahorro económico que conlleva o por el hecho de reducir las emisiones de gases contaminantes, entre otras muchas razones.
Sin embargo, su uso y funcionamiento aún esconde muchos secretos ante aquellos que todavía no han instalado placas fotovoltaicas. Es decir, todos sabemos que, para funcionar, necesitan luz solar. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el sol se esconde? Y más allá: ¿cómo afectan a la producción de energía otros fenómenos, como nubes, lluvias, granizo o nieve?
Para responder a estar cuestiones, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recopilado cómo las situaciones meteorológicas más extremas pueden afectar al funcionamiento de las instalaciones fotovoltaicas. “En algunos casos, la influencia es muy pequeña, en otros pueden llegar a detener la producción”, adelantan.
Preparado para las inclemencias
Nubes: al contrario de lo que se puede pensar, los cielos nubosos también sirven para generar electricidad, puesto que los paneles no se sirven de la luz solar directa o del calor, sino de la luminosidad. Sin embargo, la producción será menor, al no poder aprovechar la radiación directa.
Lluvia: ocurre lo mismo que con los cielos nubosos. Sin embargo, el agua ayudará a limpiar los paneles, en muchas ocasiones de difícil acceso, de polvo, excrementos de aves y hojas que pueden cubrir los paneles y reducir su rendimiento.
Granizo: por lo general, el granizo no debería suponer un problema, puesto que deben ser capaces de aguantar impactos que caigan hasta a 80 kilómetros por hora.
Calor: aunque puede parecer contradictorio, el calor extremo no ayuda a la producción de energía solar. “Las temperaturas superiores a 30 grados reducen en un 10 % la eficiencia de los paneles solares, pues hay una caída de voltaje. A cambio, durante el verano, los días son largos y hay más horas de sol. Generalmente, la máxima eficiencia de los paneles se produce cuando la temperatura promedio está entre 20 y 25 grados”, explica la organización.
Tormentas eléctricas: aunque es poco probable que un rayo impacte sobre un panel, estos suelen ir conectados a tierra, de manera que el voltaje se derive hacia la tierra para canalizar la sobretensión de energía.
Viento: si, por lo general, los paneles pueden soportar impactos a 80 km/h, también pueden resistir vientos de hasta 230 km/h. “Salvo alguna catástrofe natural como un huracán, lo normal es que no tengas de qué preocuparte, siempre que la instalación haya sido correcta”, explica OCU.
Nieve: una capa gruesa de nieve, por lo general, hará que el panel convencional deje de funcionar. No ocurrirá lo mismo si el panel cuenta con una tecnología bifacial, con la que seguirá produciendo energía por su cara inferior. En cualquier caso, conviene limpiar y retirar la nieve lo antes posible para no sufrir una reducción en la producción eléctrica.