Fuente: El Economista
El pasado mes de enero, el Gobierno de España emitió un comunicado en el que celebraba la inclusión de Alemania en el proyecto H2Med, un corredor de hidrógeno verde que entrará en funcionamiento en 2030. La extensión de esta conexión garantizará un importante suministro energético al país germano, cuya dependencia de Rusia en esta materia era muy elevada. Paralelamente a este proyecto, que puede convertir a España “en un ‘hub’ líder de energía verde para toda Europa“, según Moncloa, se está desarrollando un corredor similar más al este. Se trata del SoutH2, una tubería con la que Berlín quiere afianzar su desacople energético de Rusia. Unirá Argelia, Túnez, Italia, Austria y, finalmente, Alemania.
Este corredor utilizará el gasoducto Transmed, una tubería de 2.475 km que actualmente cuenta con una capacidad para transportar 33.500 millones de metros cúbicos de gas natural. Nace en Hassi R’Mel, región argelina donde se encuentra la mayor reserva de gas natural de todo el país, siendo una de las más grandes del mundo. Desde allí discurre 920 km hasta la ciudad tunecina de El Haouaria, en la provincia del Cabo Bon bañada por el Mediterráneo. Posteriormente, el gaseoducto viaja hasta Sicilia, para luego subir por el estrecho de Messina hasta el norte de Italia. Finalmente, el Transmed llega a Eslovenia.
Es necesario, por lo tanto, ampliar esta tubería para que pueda pasar por Austria y Alemania y reconvertirla en el futuro para que sea posible transportar hidrógeno verde. En este sentido, se estima una longitud del SouthH2 de 3.300 km, así como una capacidad de 4 millones de toneladas métricas por año. Ello le permitiría transportar “más del 40%” del objetivo de importación establecido por el programa REPowerEU, según el propio proyecto. Para lograrlo, está prevista una reconversión de más del 70% de la red de conductos vinculados al SoutH2, lo que permitiría conectar el corredor con plantas de producción de hidrógeno verde.
Con relación a esta cuestión, se reunieron el pasado lunes en Argel el ministro de energía argelino, Mohamed Arkab, y el secretario de Estado Parlamentario para Asuntos Económicos y Acción climática alemán, Stefan Wenzel. En la reunión, Arkab expresó la voluntad argelina de convertirse en el proveedor del 10% del hidrógeno verde de Europa. De hecho, para lograr este objetivo, Argelia anunció a principios de este año un refuerzo de las granjas solares ubicadas en la región sur del país, donde se ubica el Sáhara argelino. El objetivo es utilizar la energía solar extraída de dichas granjas para producir hidrógeno verde vía electrólisis.
Además, este miércoles se ha celebrado otra reunión en Múnich destinada a tratar el corredor SoutH2. En ella se han congregado 78 expertos, legisladores, líderes industriales y funcionarios de la Comisión Europea de Argelia, Túnez, Italia y Alemania. Según el “colaboración energética” (Energiepartnerschaft, en alemán) entre Argelia y Alemania, los participantes trataron una posible facilitación del transporte entre fronteras de hidrógeno verde y Sonatrach, compañía estatal argelina, se ha comprometido a invertir 25.000 millones de euros para potenciar la producción de hidrógeno y la infraestructura para su transporte.
Por otro lado, este proyecto es clave para los intereses italianos. En este sentido, Giorgia Meloni se reunió en Argel con el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune con el objetivo de reforzar la cooperación entre ambos países en materia energética. Concretamente, el mandatario africano reconoció que habían firmado un acuerdo para “el estudio y la realización de un gasoducto (compuesto de muchos elementos) que transportará, a la vez, gas, hidrógeno, amoniaco e incluso electricidad“, según informó la cadena de televisión gala TV5. Tres meses después, los ministros de Austria, Alemania e Italia acordaron desarrollar el corredor SoutH2.
Así las cosas, Alemania contará con dos corredores que reforzarán su independencia energética de Rusia a partir de 2030. Sin embargo, y al contrario que el SoutH2, el H2Med no transportará gas natural, pese a la insistencia de España en las negociaciones con Francia. El país galo -cuya influencia en África es grande, pero está retrocediendo- no aceptó una condición que habría otorgado a España de un peso económico y político formidable, tanto en Europa como en el norte de África. Resta saber, por lo tanto, si la relación entre los países involucrados en ambos proyectos se basará en la competencia o en la colaboración.