Fuente: El Economista
Aunque haya comenzado la primavera y el frío haya remitido, el riesgo de crisis energética sigue amenazando a Alemania. La posibilidad de que falte gas en los próximos meses es aún una realidad, ya que los suministros no están garantizados. Por eso, el regulador alemán advierte de que es pronto para cantar victoria en el mercado energético y en la batalla del gas contra Rusia.
“El peligro de que haya escasez de gas sigue ahí. Depende mucho de lo que se logre reducir el consumo y de la capacidad de diversificar los suministros en Alemania. Y hay riesgos”, ha señalado en una entrevista con Financial Times Klaus Müller, responsable del regulador energético alemán, Federal Network Agency.
Müller ve varios riesgos por el lado de la oferta, como la reapertura de China, la ausencia total de envíos de combustible por gasoducto y una producción similar de gas natural licuado (GNL). Por un lado, el país asiático demandará más energía debido a que sus empresas e industrias van incrementando la producción. Por otro, será el primer invierno en el que las restricciones europeas se apliquen por completo y tampoco hay previsión de aumentar el procesado del combustible.
Por eso, el regulador energético de Alemania advierte de que todavía no se puede bajar la guardia, de cara al próximo invierno, dice al medio británico. Cabe recordar que, antes de que empezara la guerra, el país recibía más de la mitad de su suministro de gas, el 55%, de Rusia. Asimismo, la inestabilidad en el reemplazo del combustible y las decisiones del Kremlin pueden disparar los precios, lo que dificulta más la situación de los países que han sido más dependientes de Putin.
Müller explica que, el invierno recién pasado (2022-2023), la locomotora europea se ha reorganizado y adaptado en un tiempo récord, aunque los esfuerzos tendrán que seguir en adelante. Tanto las empresas como los hogares han reducido su consumo y deberán mantener el ahorro, pese a sus consecuencias.
En este tiempo, Alemania ha comprado más GNL a Oriente Medio o a Estados Unidos y ha recibido más gas desde Francia, Holanda o Noruega. Asimismo, el país nacionalizó Uniper y se hizo con la división nacional de Gazprom. Aún así, los riesgos no han remitido.
Otro factor clave serán las temperaturas: “Hemos tenido mucha suerte de haber pasado un invierno con un tiempo moderado. Pero el impacto que las temperaturas pueden tener es enorme e influye en gran medida en la cantidad de gas que hay que quemar”, sostiene Müller en la entrevista.
El factor meteorológico, la capacidad de diversificación, la demanda global y la evolución de los precios son las principales adversidades a las que se enfrenta Alemania, de nuevo. Aunque en esta temporada se han solventado, las tensiones en el mercado energético siguen afectando al país.
El regulador alemán no es el único que ve la situación de tal modo, ya que el presidente de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), Fatih Birol, también recalcó hace unos días que la guerra energética contra Rusia todavía no se había ganado y que los países no se pueden acomodar y confiar, pese a que haya terminado el invierno.
Actualmente, Alemania tiene casi el 64% de las reservas de gas llenas. Según la última actualización del regulador, el país está guardando más combustible en almacenamiento del que está sacando. Asimismo, ahora las temperaturas han bajado y el consumo se ha reducido en comparación con el año pasado, una situación energética favorable. Sin embargo, estas circunstancias no se pueden dar por sentado, ya que la probabilidad de escasez no se ha disipado.